Punto 12. Contra la masonería, anticristo

1. El falangista cree en Cristo Hijo de Dios, espera en él, lo ama. No puede soportar las maniobras capciosas de las potencias ocultas que, bajo el pretexto de humanismo libre y tolerante, tienen por meta primera emancipar a los pueblos cristianos del cetro lleno de benignidad y de amor de Jesucristo. Es fácil ver que, bajo las apariencias de respeto universal y consentimiento de todas las creencias, se disimula mal en la masonería y sus organizaciones un odio profundo a Jesucristo. Ese es su denominador común, el lazo de su fraternidad de Satanás.

2. Al humanismo pelagiano, al racionalismo abelardino, al paganismo gozador del Renacimiento, la Iglesia se opuso con todas sus fuerzas porque evacuaban la Cruz de Cristo.

El humanismo moderno, construido en sistema por los filósofos del siglo XVIII y vuelto el maestro de la opinión pública gracias a las sociedades masónicas, es el heredero de esta tradición naturalista anticristiana. Su intención es substituirle a Jesucristo, Dios que se hizo hombre, al Hombre él mismo, la idea de Hombre, en la cual cada uno puede reconocerse e idolatrarse, el Hombre que se hace Dios. El creador puede subsistir en este sistema, pero allende del mundo, fuera de la sociedad; el que está rechazado, odiosamente, es Cristo, Dios que vino a reinar sobre los hombres. Es el grito de Voltaire: “ Aplastemos al infame.”

3. La Revolución de 1789 llevó al poder este saber masónico. La razón deificada reemplazó la religión, la trilogía republicana “ Libertad, Igualdad, Fraternidad” suplantó las tres virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad. En fin la carta del mundo moderno fue promulgada solemnemente para darle en la torre al decálogo y a la ley evangélica de la caridad para con Dios y los demás, es la Declaración de los derechos humanos.

4. El falangista es el enemigo y la mira de las sociedades secretas en su lucha sin límites, actualmente plenamente victoriosa, en contra de Cristo. Lucha contra sus dogmas filosóficos, sus pretensiones científicas así como sus argumentos históricos; denuncia sus organizaciones ocultas, grupos de presión, partidos políticos, con sus inusables alibis filantrópicos y culturales. Busca por todos los medios legítimos, la prohibición y la desaparición de esta Sinagoga de Satanás para que llegue el triunfo universal de Jesucristo.

A todos los que buscan la conciliación y la paz, basta con contestarles respecto a los masones: “¿Por qué rayos no Lo dejan en paz?