Punto 13. Contra el pretendido liberalismo

1. Las sociedades secretas hubieran combatido muy en vano a la Iglesia de Jesucristo si no hubieran encontrado en su seno a traidores para abrirles las puertas y entregársela: los liberales.

Católicos, lo son y pretenden serlo más que los demás porque se niegan a luchar, en nombre del evangelio de Jesucristo, contra los enemigos de Jesucristo. Así acaban teniendo como amigos y como aliados a sus enemigos de antaño, y como enemigos a la gente de su propia casa, sus hermanos católicos contra los cuales, de hecho, se han encarnecido desde hace un siglo con ferocidad.

2. Por medio de un desajuste muy singular del espíritu y del corazón, del cual se engríen como siendo una marca de gran inteligencia y generosidad, los liberales siempre recusan creerle a sus adversarios cegados por el fanatismo o por el odio. Les encanta adoptar el punto de vista de los demás, se aplican en otorgarles las mismas oportunidades respecto a la verdad, la misma credibilidad, la misma fuerza que la suya, que es el punto de vista católico. Es hacer buenas rebajas de la verdad para acabar, bajo pretexto de caridad, nivelando todas las creencias.

3. Por lo tanto exigen de la Iglesia una actitud conciliadora, el fin de los anatemas, el diálogo y la busca común de la verdad con los hombres de todas las creencias, y de antemano proclaman una tregua unilateral que abre a la comunidad católica a la influencia de sus enemigos encarnecidos y les entrega sus fieles bajo el pretexto de reconciliación universal y de caridad similar entre todos.

Ganados al gran principio masónico de la tolerancia, juzgan a partir de entonces nuestra fe, segura de sí misma y de su verdad, de integrismo insoportable, de fanatismo, de estreches de espíritu y de corazón dignos de condenación y de exclusión. Así es como estos apóstoles de la tolerancia se mueven en delatores, en calumniadores, en inquisidores y perseguidores de sus hermanos que quieren desterrar de la Iglesia o relegar en algún rincón perdido ¡para que por fin reine la caridad con libertad!

4. El falangista sabe que el primer esfuerzo de los liberales ha sido de volver a la Iglesia jerárquica oficialmente y efectivamente liberal. Y como su segundo esfuerzo consiste en obtener de ella la prohibición, la descalificación y la eliminación de los católicos intransigentes. Entonces, si fuese posible, su traición sería consumida y Jesús por medio de Judas entregado nuevamente a sus enemigos, condenado a muerte.