Suplica al Papa Francisco

Martes 4 de octubre de 2016
Fiesta de San Francisco de Asís

Santo Padre,

SAN Bernardino de Siena, ese predicador franciscano contemporáneo de nuestra Santa Juana de Arco, no temía decir que “ María ha recibido una cierta jurisdicción sobre todas las gracias ”. De esta Mediación universal, resulta que “ todos los dones, virtudes y gracias del Espíritu Santo pasan por sus manos y ella los administra según su voluntad ”.

Es lo que sucede con las gracias de Misericordia que Ella derrama sobre nuestras almas desde su llegada, Santidad, al trono pontifical. Cuán fácil es representarnos a esta Reina que está a la derecha de su Hijo “ como suplicante ”, puesto que se apareció en Fátima el siglo pasado triste hasta la muerte al ver a “ las almas que se van al infierno porque no hay nadie que rece por ellas ”, y diciendo que “ para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María ” por medio de “ la consagración ” y “ la conversión de Rusia ”. Es así como se realizará el gran designio divino de gracia y de misericordia para nuestra época, objeto de todos sus pensares, y por ello de los nuestros, Santo Padre.

Porque la Iglesia es jerárquica, como nos lo recuerda usted tan a menudo, Santo Padre, no solamente con sus palabras sino con su autoridad sonriente, la realización de este gran designio de Dios depende de usted y tan sólo de usted. La suma de todas las voluntades individuales de los hijos de la Iglesia no puede reemplazar el acto de obediencia de Vuestra Santidad a Dios. Es por eso que la Virgen no le pidió al pueblo ruso que se consagrara sí mismo a su Corazón Inmaculado, sino que le pidió al Papa que le mandara a los obispos en comunión con él que pronunciaran esta consagración a fin de alcanzar el milagro de la conversión de este pueblo, es decir su regreso a la comunión de la Iglesia católica, y volver así manifiesto el poder de intercesión del Corazón Inmaculado de María.

Tras su encuentro con sor Lucía, su santo predecesor Juan Pablo I había anunciado su firme intención de volver a Fátima para cumplir con lo que la Virgen había pedido, como ella lo había pedido, por la simple razón que ella lo había pedido. Había una sola condición : “ Si vivo ”, había precisado él en una misteriosa premonición. Dios dispuso de otra manera. Pero ya es hora para su sucesor, Santo Padre, de cumplir lo que la Virgen quiere.

Me atrevo a pedirle, Santo Padre, rogarle a nombre de sus propias preocupaciones respecto a la actualidad mundial de este año 2016, en el que tantas guerras incesantes y crueles persecuciones hacen estragos de un extremo al otro de la Cristiandad. “ Estamos viviendo, dice usted, la tercera guerra mundial en pedacitos. El mundo entero está en guerra : aquí y allá, y en todos lados. ”

Sor Lucía ya hacía la misma constatación que usted en los años setenta : “ Echémosle un ojo al mundo y ¿qué vemos ? ¿Qué cuadro tenemos ante los ojos ? Guerras, odios, ambiciones, raptos, inmoralidades, etc. Y en castigo por tantos pecados : catástrofes, enfermedades, desastres, hambre y toda especie de dolores, bajo los cuales gime y llora la humanidad. Los hombres que se creen sabios y poderosos continúan proyectando más guerras, muertes, miserias y desgracias... derramando más sangre, y es en un mar de sangre que ahogan a los pueblos. ” (Llamados del Mensaje de Fátima, Primer cuaderno, p. 96)

Eso dicho, esas desgracias estaban anunciadas por Nuestra Señora de Fátima, en su gran ‘Secreto’ del 13 de julio de 1917 :

“ Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. ” Si no, el mundo será castigado “ por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre... ”

En aquellos mismos años setenta, el cardenal Luciani, patriarca de Venecia, futuro Juan Pablo I, guardaba de su encuentro con sor Lucía en el Carmelo de Coímbra, la certeza que decía la verdad, en contra de lo que decía el Padre Dhanis : no, la vidente no ha inventado, ni deformado, ni amplificado, veinte años después de las apariciones, el Secreto profético del 13 de julio de 1917. Al contrario, ella ha contado con fidelidad la palabra de Nuestra Señora, de manera particular cuando divulgó las dos primeras partes del Secreto. El cardenal patriarca de Venecia no temía calificar a sor Lucía como una “ gran santa ” que la Iglesia veneraría algún día.

Además, las profecías se han realizado a la letra puesto que las peticiones de la Virgen María todavía no han sido honradas. Y si tomo la libertad de escribirle hoy, Santo Padre, es para obedecer a la recomendación que la beata Jacinta le hizo a Lucía antes de morir :

“ Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio [es decir : por la Mediación] del Inmaculado Corazón de María ; que se las pidan a Ella ; que el Corazón de Jesús quiere que, a su lado, se venere el Inmaculado Corazón de María ; que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella. ”

¡Está claro ! Papá Dios no puede otorgarle la verdadera paz a naciones impías, rebeladas contra él, a un mundo soberbio que recusa implorar a María, la Madre de Dios, la universal Mediadora de sus gracias.

Es por la Mediación de María, y la única mediación de María, que el don divino de la paz podrá advenir porque es la voluntad de Dios que toda gracia de salvación pase por su Corazón Inmaculado.

De ello resulta, Santo Padre, que una sola Persona en el mundo puede remediar tantas guerras y su cortejo de desgracias : Usted mismo, Santo Padre, sólo Usted puede alcanzar este milagro del Corazón Inmaculado de María, consagrándole Rusia.

No ignoro, Santo Padre, que el obstáculo principal que se opone a esta consagración es la libertad social en materia religiosa proclamada en el concilio Vaticano II en nombre de la dignidad transcendental de la persona humana. En efecto, esta consagración ‘social’ implica reconocer y proclamar al contrario el reino social de los Santos Corazones de Jesús y de María no solamente sobre los individuos sino sobre las naciones.

En 1980, su predecesor Juan Pablo II se oponía a ello contestándole al cardenal Wyszinski quien se la pedía que “ la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María sería considerada por los Rusos como una injerencia en sus asuntos internos, que la jurisdicción del Papa no englobaba más que la Iglesia católica ; que el Sumo Pontífice no era el Papa de todos los hombres ” ¡ ! El cardenal Wyszinski le respondió muy justamente que “ Cristo siendo el Rey del mundo, su Vicario tenía la jurisdicción sobre todos los hombres ”.

Piense, Santo Padre, que está en juego la paz en este mundo y la salvación eterna de sus hijos en el otro. Es solamente cuando Nuestra Señora será efectivamente honrada como Reina que la paz será otorgada al mundo. Nuestra Señora derramará sus gracias no solamente sobre las almas “ para salvarlas ” del infierno, sino también sobre toda la nueva Cristiandad que nacerá de la conversión de Rusia y de la reconciliación de la gran familia eslava en la unidad de la fe católica que de ella resultará.

Este imperio cristiano de Oriente, levantado con un brillo y una potencia que nunca hubo bajo Constantino ni Teodosio, pondrá fin a la formidable expansión del islam en todas partes del mundo, bajo el imperio del Corazón Inmaculado de María el único que sea capaz de conmover el corazón de los musulmanes, como usted mismo pudo experimentarlo, Santo Padre, durante su viaje en Centro-África.

Le puedo dar mi testimonio de Francés. En el momento en que Francia sufre una dramática invasión del islam como castigo de su impiedad laicista, es preciso acordarnos que en los primeros tiempos de la colonización francesa, antes de que el clero católico fuese perseguido no por el islam sino por la administración laica y republicana prohibiéndole toda evangelización sobre los indígenas, éstos, árabes o bérberos, manifestaban una extrema benevolencia con los ‘marabouts’ franceses y les ofrecían sus mezquitas para celebrar ahí el culto católico :

“ Los Árabes, cuenta el señor Suchet, cura de Constantina, vienen en masa a nuestras ceremonias, parecen estar atónitos por todo lo que ven, por todo lo que oyen ; cogen agua bendita y se ponen de rodillas como nosotros ; remueven también los labios cuando nos ven rezar. ”

Mons. Pavy, arzobispo de Argel, decía : “ Llegará un día en que Aquélla que los musulmanes veneran como la madre de un gran profeta, les abrirá los ojos sobre la Divinidad de su Hijo, y honrarán en Ella, con nosotros, la Madre de Dios y de los hombres. ”

Cien años más tarde, al día siguiente de la Segunda Guerra mundial, es en el mundo entero que los musulmanes manifestaron un entusiasmo maravilloso para honrar a la Virgen peregrina de Fátima. En África, en 1948, del Marruecos español al Cario, la estatua blanca fue objeto de incesantes homenajes de su parte. Las corales musulmanas pedían que de favor se les dejara seguir las procesiones. Unos imanes enseñaron los cantos a los cristianos de los pueblos sin misionero.

La Virgen de Fátima ha obrado sobre la tierra africana una gran obra de paz alcanzando con su simple presencia la fraternización de elementos étnicos y hasta religiosos opuestos, negros como blancos, paganos, musulmanes, y cristianos. Y, al penetrar en Asía en 1949, no ha dejado de realizar la misma obra de paz, en la península hindú.

En Hyderabad, los mensajes de bienvenida le son dirigidos en cinco lenguas. En un pueblo contando algunos cristianos, la Virgen se para. Muy pronto, cinco mil personas están ante ella, para admirarla y rezarle. Los rajás le ofrecen magníficos regalos. Al revés de las costumbres, las procesiones continúan cantando y rezando cuando pasan frente a las mezquitas.

Un misionero de New Delhi afirmaba que la travesía de la Virgen en las Indias había obtenido un éxito como milagroso. Antes, un musulmán no podía frecuentar a los cristianos sin correr el riesgo de sufrir terribles represalias por parte de sus correligionarios. Ahora, se veía a varios de ellos que iban a instruirse en las misiones sin que nadie se oponga a ello.

Esos fueron los bienaventurados frutos de la Ruta mundial de Nuestra Señora de Fátima. Más recientemente todavía, en junio de 2015, cuando vino la Virgen peregrina al Líbano, muchos musulmanes acudieron a las ceremonias católicas para honrarla, aclamarla, rezarla.

Cuando se ve el fervor de las muchedumbres que acuden al llamado de Su Santidad durante sus traslados para recibir la gracia de una bendición, de una mirada, de una sonrisa, y hasta de un abrazo, le dejo imaginarse la alegría que se apoderaría de todo el pueblo, cristiano o no, si le recomendara a los obispos del mundo entero, Santo Padre, que organicen rutas mariales de Nuestra Señora de Fátima para instaurar la devoción al Corazón Inmaculado de María en sus diócesis.

Con más razón que sería responder a un deseo de la Santísima Virgen expresado el 19 de agosto de 1917, para decir lo que se debía hacer con los donativos que el pueblo dejaba en la Cova da Iria : “ Que hagan dos andas. ”

Esas rutas mariales serían un medio para propagar la devoción al Corazón Inmaculado de María en el clero y entre los fieles de cada diócesis, y para prepararlos al acto solemne y mundial de la consagración de Rusia, para el cual, le deberá ordenar a los obispos que lo pronuncien con usted.

¿Quién soy yo, Santo Padre, para atreverme a dirigirle esta súplica ? Nadie, no soy nadie, y mucho menos que nadie puesto que nuestra comunidad religiosa, fundada por el Padre de Nantes (qepd) ¡es muy probable que no sea conocida de Su Santidad ! Sin embargo nos esforzamos en responder a su deseo de restaurar la vida consagrada. Para alcanzar esta gracia en toda la Iglesia, me atrevo aún a implorarle a Su Santidad de tener la bondad de elevar para la Iglesia universal la fiesta en honor al Corazón Inmaculado de María al grado de fiesta solemne, y de declarar oración litúrgica el Santo Rosario del cual Nuestra Señora pidió con insistencia en Fátima que se recitara todos los días. A fin de alcanzar del Corazón Inmaculado de María las gracias que necesitamos para impedir que las almas caigan en el infierno y alcanzar la paz en este mundo. Si el beato Francisco recibió la garantía de ir al Cielo pero con la condición de “ recitar muchos rosarios ”, “ yo pienso, decía Lucía, que esta recomendación hecha a Francisco es para todos nosotros ”.

No puedo acabar más que asegurándole, Santo Padre, que nuestra comunidad, la comunidad de los Hermanitos y Hermanitas del Sagrado Corazón, multiplica los rosarios a su intención, a fin que Nuestra Señora incline su corazón a rendirse a los deseos de su Corazón Inmaculado.

Qué su misericordia se digne otorgarnos su bendición paterna.

Fray Bruno de Jesús María.