Punto 60. La Revolución francesa

1. Los orígenes de nuestro sistema político contemporáneo son racionalistas y masónicos. Remontan a la guerra de Independencia americana pero sobre todo a la Revolución francesa, es decir al arrebato de Francia a la Iglesia y su monarquía, y su entrega a un Estado republicano, laico y libertario. En el siglo XVIII, los “ filósofos de las Luces” y las “ sociedades de pensamiento” trabajaron en emancipar al pueblo de la Iglesia, a la cual estaba profundamente apegado. Mas se toparon al obstáculo formidable de la monarquía cristianísima que le puso una barrera al prohibir la masonería (1740). Renunciando a ganarla y a dominarla, juraron derribarla; Dios y el rey están anudados. Con la ayuda del extranjero, del Ingles enemigo, un complot anticristiano, antifrancés, se organizó para exacerbar los descontentos, suscitar disturbios en el reino, sobornar agitadores en París, hacer estallar en fin la Revolución, el 14 de Julio de 1789.

El objetivo fue alcanzado el día en que la Convención destronó al rey Luis XVI, ordenó la apertura de un juico y en fin lo condujo a la guillotina. Este martirio, deseado por las logias en odio a la fe, decretado en nombre del pueblo francés, quebró la alianza milenaria de la nación  con su rey, y, más allá que él, con “ Jesucristo, que es verdadero Rey de Francia” (Santa Juana de Arco). Era el 21 de enero de 1793, y el crimen moral será renovado el 29 de julio de 1830, cuando Carlos X, el último de nuestros reyes ungidos, estuvo obligado de abdicar.

2. Todos los padres de familia, todos los patrones, fueron en aquel día guillotinados en efigie, porque el rey era su imagen viva y el garante de su autoridad natural. La diosa Razón es adorada reinando sobre el altar de la catedral de París; representa al hombre que se hace dios como también ya se proclamó rey. La República proclama la soberanía del pueblo y la instaura en la sangre de la familia real, de los sacerdotes, de los nobles y de innumerables personas del pueblo, buenos católicos o simples descontentos. ¡Qué pronto tantas hecatombes en nombre de la Libertad! El Terror, que presagia los horrores de los Estados totalitarios modernos, empezó en el año de la muerte del rey.

3. Ese es el mito fundador de la República francesa y de todas las repúblicas masónicas que en el mundo, anticipándola o en pos de ella, adoptan sus principios: habiendo salido de la esclavitud de los sacerdotes y de los nobles, del papa y de los reyes, por fin el pueblo decide gobernarse a sí mismo.