Punto 43. Contra la dicha “Acción católica especializada”

1. La Acción católica dicha especializada, creada completamente contra la Acción francesa, en los mismos años 1920-1930, según el espíritu del tiempo que era a la vez democrático y totalitario, monolítico en la organización y los efectos de masa, anárquico en la doctrina y en la vida, está a lo opuesto de los principios constitutivos de la Iglesia. Al no ser enmendable, no se puede esperar nada de ella sino lo que ha hecho desde su aparición, es decir desorganizar la jerarquía, como un estado en el Estado, corromper la doctrina y las costumbres católicas por medio de una constante puja demagógica.

2. Su especialización por clases socio-profesionales es absolutamente anticatólica y además aberrante; lleva a la lucha de las clases, mete en eso a los sacerdote que se empeñan en ella, y separa a los militantes laicos de su clero y de sus parroquias que están al servicio de todos.

Su método de apostolado “del ámbito por el ámbito” es laicista, democrática y profundamente inmanentista. Es contraria a la unidad y a la santidad de la Iglesia, cuyo ministerio siempre se realizó por la autoridad jerárquica y por influencia de su santidad. Además, un clericalismo reservado a un partido de sacerdotes y de religiosos “especializados” y un elitismo confiscado a provecho del partido demócrata cristiano han hecho de la Acción católica una secta con objetivos heréticos y cismáticos.

Sus tentativas, de hecho infructuosas, de seducción de las masas dichas populares por la presentación de un “Evangelio” falsificado, respondiendo a sus aspiraciones culturales, a sus reivindicaciones de dignidad, de justicia, de participación a los asuntos políticos, se han averiguado contrarias a la fe, a la ley y a la caridad enseñadas por la Iglesia. Ya ganada al modernismo y al progresismo, la Acción católica especializada se ha hundido en un materialismo prácticamente ateo o agnóstico y en la lucha revolucionaria a lado de los militantes comunistas. El progreso humano, siendo prioritario, acabó por hacer olvidar completamente la obra divina de la salvación eterna.

3. A la Falange pretende edificarse como movimiento de Acción católica sobre bases muy distintas, sobrenaturales, tradicionales, canónicas. Está abierta a todos los católicos, de toda edad, clase social o profesión. Y de cualquier país. Busca primero la perfección religiosa de sus miembros y luego propone una ayuda disciplinada al apostolado de la Iglesia, sin que sus otras actividades se alejen de la pureza de una vida, de una vía, de una verdad cristiana católica que permanece su principio y su fin.